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jueves, 24 de enero de 2013

11. Vacaciones en familia por la India (parte I)



Mezquita Jama Masjid en Old Delhi
Ya llevamos casi 6 meses en este país pero aparte de nuestro viaje a Bangalore y a la feria de los camellos, no era mucho lo que habíamos visto, pues estábamos a la espera de la llegada de los primeros visitantes para descubrir en conjunto las maravillas de la India. Así que con la venida de mi familia, organizamos un paseo en el que ellos pudieran conocer algunos lugares bien representativos.
Comenzamos por visitar lo que se denomina Old Delhi, que es la parte antigua de la ciudad a la que no nos habíamos atrevido a ir. Se trata de un lugar en donde hay un gentío enorme, en medio de calles sumamente estrechas y en el que se pueden visitar templos, mezquitas, monumentos y claro está, toda una serie de bazares o mercados.

Para poder disfrutar mejor la visita, lo ideal es ir en Bicycle Rickshaws, es decir el equivalente a los bicitaxis colombianos, ya que así se puede entrar por las callecitas y apreciar el lugar sin tener que caminar, evitando así toda clase de animales, carretillas, transeúntes y vendedores.
Old Delhi
El recorrido comienza en un templo Jain, que es una religión que se caracteriza principalmente por pregonar la no-violencia, lo cual implica el respeto total de la naturaleza.
Templo Jain

Zapatos a la entrada de los templos
En consecuencia, los Jains son absolutamente vegetarianos y para no matar a ningún animal, caminan incluso descalzos y así no corren el riesgo de pisar ni siquiera una hormiga. Obviamente, teníamos que entrar descalzos, pero afortunadamente nosotros, como ya les conté, siempre llevamos las “medias de templo”. 

Justo al lado, hay un hospital para pájaros, al parecer uno de los únicos en el mundo, en donde la gente trae pájaros enfermos para que sean curados gratuitamente. En su mayoría se trata de aves callejeras que han sufrido algún accidente. Ojalá hubiera un lugar similar para la gente que uno ve enferma en  la calle…
Dentro de otras tantas curiosidades que se pueden visitar en Old Delhi, está la mezquita llamada Jama Masjid, la más grande de Delhi, mandada a construir en 1650 por el emperador Shah Jahan, el  mismo que construyó el Taj Mahal. Es un lugar grandioso, al que para acceder, para sorpresa nuestra, no es necesario que las mujeres se cubran la cabeza, sino más bien las piernas y le prestan a uno unas túnicas (así uno tenga pantalón, lo importante es que no se vea la forma…). Luego nos adentramos en los diferentes mercados en donde se encuentran toda clase de condimentos, frutas y vegetales, ollas y cacerolas, joyas, y en fin todo lo que uno pueda necesitar para organizar una gran fiesta si tiene las agallas de recorrer el lugar con ese fin.
Toda clase de chiles
Ya habiendo visitado un poco Nueva Delhi, emprendimos la ruta hacia el Taj Mahal. Como lo he mencionado antes, una de las cosas difíciles de este país es el clima, y sabiendo que en el verano la temperatura es de 45 grados, nunca nos imaginamos que en invierno pudiera hacer frío. En realidad no es tan grave, pero como no hay calefacción en ninguna parte, el frío se siente mucho más. Tuvimos entonces la poca suerte de salir hacia el Taj Majal en un mañana fría y lo peor de todo, completamente nublada. 
Las carreteras están llenas de obstáculos
Tráfico "pesado"
Fue un recorrido de 200 km pero tardamos más de 5 horas pues el tráfico en la India no permite avanzar a gran velocidad, a pesar de que las carreteras son bastante buenas en comparación con lo que tenemos en Colombia. Llegamos en la tarde a Agra y nos hospedamos en un hotel en el que habíamos pagado adicional por tener vista al monumento. Como se aprecia en las fotos, esa platica se perdió pues lo único que veíamos era una capa de nubes blancas. 
También habíamos planeado ver el Taj al amanecer pues parece que es un espectáculo hermoso, con los colores del sol reflejados en el mármol, pero al día siguiente amaneció de nuevo tan nublado que decidimos esperar un poco para al menos poder ver algo. 
El Taj Mahal en medio de la bruma
Nos acercamos mucho para poder ver el Taj
En resumen, solo pudimos ver el Taj Mahal cuando nos encontrábamos a unos 10 metros de distancia. Hasta llegamos a pensar que todo era un mito y el tan famoso monumento no existía. No obstante, a pesar de la mala suerte con el clima, y de no haber podido tomarnos LA FOTO, con el Taj Mahal, aún en esas condiciones, se trata de un lugar absolutamente sorprendente. Es verdaderamente hermoso, suntuoso, mejor de lo que uno puede imaginarse, y nosotros afortunadamente tendremos la oportunidad de visitarlo de nuevo cuando el clima mejore, y podremos tomarnos la tan deseada foto.
Sikandra, la tumba de Akbar
En esa zona, también conocimos otros lugares extraordinarios como Sikandra, que es la tumba del emperador Akbar, el abuelo de Shah Jahan (recuerden, el que construyó el Taj…); el fuerte de Agra, también construido por Akbar y otro lugar precioso llamado Itmad-ud-Daulah, que es un mausoleo hermoso denominado también la cajita de joyas, construido totalmente en mármol.
Itimad-ud-Daulah (la cajita de joyas).
El fuerte de Agra









Fatehpur Sikri



Más adelante, a unos 40 km de Agra, se encuentran también las ruinas de una ciudad que data del siglo XVI y se llamaba Fatehpur Sikri. Fue construida en piedra arenisca roja y aun se conserva en muy buen estado. 

Proseguimos nuestro camino hacia un parque natural llamado Ranthambore, que se caracteriza por ser una reserva en la que habitan unos 22 tigres, así que la idea era hacer safaris para ver los animales y la naturaleza, pero especialmente, para tratar de ver un tigre en libertad.  
Entrada a Ranthambore
Mi cuñado llevó su cámara especial con todos los accesorios para poder divisarlo, pero sinceramente no teníamos muchas esperanzas de lograrlo. Hicimos dos safaris, el primero durante la mañana, y fue poco lo que vimos, pero eso sí, casi nos congelamos. 
Nos mostraron una huellas de tigre y nos aseguraron que el tigre estaba cerca pero realmente creímos que todo era un montaje y sin embargo hasta les tomamos fotos creyendo que eso era lo máximo que veríamos del tigre. 

Durante el segundo safari, la temperatura estaba mejor y tal vez por eso pudimos apreciar mejor el paisaje.
También vimos algunos venados, antílopes, jabalíes, micos y pavos reales, y ya podíamos darnos por bien servidos. Al día siguiente teníamos nuestro tercer y último safari, pero la mitad del grupo (éramos 10 en total)  se dio por vencido y decidieron quedarse por miedo de tener que aguantar tanto frio, sabiendo también que las probabilidades de ver el tigre eran muy pocas. Fuimos entonces Gaetan, mis hijos, mi cuñado con su enorme cámara, mi sobrino y yo. 


El paisaje esta vez era sencillamente espectacular, parecía el set de una película de Indiana Jones con templos antiguos abandonados en medio de la bruma. De pronto el jeep paró y el guía dijo que  tal vez había un tigre a lo lejos pero no veíamos nada. Fue entonces cuando oímos un rugido a solo unos pocos metros y allí estaba el tigre acostado en medio del pasto. Se levantó pero solo se le veía la cola, y con eso ya nos sentíamos felices.  Sin embargo, el chofer arrancó a toda prisa para tratar de localizar al sitio al que se dirigía el tigre y pudimos llegar a tiempo para verlo más de cerca hasta que finalmente lo seguimos hasta otro punto y pasó a unos 5 metros de nuestro carro. Fue realmente espectacular. Para rematar, también vimos un oso, un águila y hasta cocodrilos.
Un paisaje como de película
De regreso al hotel les contamos a los demás lo que habíamos visto y no nos creían. 
Mi papá, escéptico como siempre, decía que no era posible que antes no hubiéramos visto nada y que ahora hubieran aparecido de repente todos los animales. Pero sí, en ese lugar paradisiaco nosotros vimos al tigre y para verlo, no fue necesario utilizar el lente especial que llevó Sven. Era cuestión de paciencia y de creer en las probabilidades pues dicen que se ve el 30% de las veces y nosotros lo vimos durante el tercer y último recorrido…
Y ahí tan cerca estaba el tigre
Bueno, no voy a alargar mi relato con la información de todos estos lugares que visitamos pues eso se puede encontrar en Wikipedia, pero sí quisiera contarles que recorrer este país es una experiencia increíble. La India tiene una tradición milenaria y fascinante no solo por la arquitectura y el bagaje histórico sino por la mezcla de costumbres que aun perduran. Es realmente un país de contrastes extremos en donde se revuelven la riqueza y la pobreza absoluta, se mezclan todo tipo de religiones y creencias y se ve la influencia occidental en contraste con gente que mantiene tradiciones culturales ancestrales.  Es un aprendizaje nuevo y espero que me sirva para ejercitar mis neuronas pues como lo dije en el primer capítulo, es un país absolutamente abrumador y sobrecogedor, en el que para mi todo es nuevo.

Le pregunté a mi papá que cuál era su percepción después de haber visitado la India y me dijo que la mejor forma de describirla es imaginarse lo que sería Colombia si en vez de 45 millones de habitantes, tuviera 430 millones. Se imaginan el despelote? y la cantidad de recursos que se necesitan para suplir las necesidades de toda esa gente?  y las dificultades para administrar una población tan heterogénea? Bueno eso es India o como dicen aquí cuando algo fuera de lo común ocurre (que es muy a menudo), “this is India”.