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martes, 25 de febrero de 2014

21. Viajando por la India: Kerala y Cachemira

Kerala
Cachemira
Algunas personas (sobretodo mi esposo) piensan que estoy loca por haber querido mudarme nuevamente. Pero la verdad es que la vida en la India es difícil y el hogar debe ser un refugio de paz en el que uno pueda de cierta forma aislarse de las dificultades que se viven en la calle. 
Yo vivía en un apartamento agradable pero me hacía falta espacio y por eso tenía una alcoba que estaba siendo utilizada como lavandería y depósito así que cada que venía una visita todo se volvía un caos. Y aunque no creí que nadie viniera hasta este rincón de la tierra, la verdad es que he tenido muchas más visitas que las que tuve en Washington y yo feliz de que vengan hasta acá. Pero decidí que con tiempo iba a buscar otro apartamento y encontré uno más grande solo a dos cuadras de donde estaba. Además, haciendo cálculos, desde el 2006 me he mudado cada 2 años así que no podía dañar ese promedio y adicionalmente creo que ya puedo poner en mi hoja de vida “especialista en mudanzas” (a falta de permiso de trabajo hay que llenar los espacios con algo….).
Kathakali, danza típica de Kerala
Así que después del viaje a Mumbai, tuve 4 días para organizar la casa nuevamente antes de salir de vacaciones de Navidad. Nos fuimos para Kerala, una zona a 3 horas de avión de Delhi, localizada casi en la punta al sur de la India. Es una región costera pero muy cerca de las montañas así que el paisaje es completamente diferente al paisaje desértico que se ve en Delhi y sus alrededores.
Llegamos a una ciudad al lado del mar llamada Kochi que se caracteriza por tener una población más que todo cristiana debido a que durante el siglo XVI fue invadida por los portugueses. 
Parecido a Taganga
El ambiente es totalmente diferente al que se vive en el norte de la India y de alguna forma uno se siente como en una ciudad de la costa colombiana, algo así como en Taganga, por el estilo de la gente, la comida y el paisaje.
Después, nos fuimos hacia la montaña en donde están las plantaciones de té y de especias, tales como pimienta, jengibre, cardamomo y otras nativas de la India. 
Plantaciones de té
Es una zona muy similar a la zona cafetera con la diferencia de que los animales que se ven no son vacas y caballos sino elefantes y micos, y uno puede hacer una excursión a un gran parque natural en el que con suerte puede ver tigres y elefantes salvajes, aunque en esta oportunidad lo único que vimos fueron algunos venados y jabalíes. 

Bañando al elefante
Y el elefante nos bañó
Pero aprovechamos para visitar un lugar en el que montamos en elefante y luego nos mostraron lo que un elefante entrenado puede hacer y terminamos la actividad dándole un baño. La idea era que queríamos que nuestros visitantes franceses disfrutaran de esa experiencia exótica, pero creo que yo fui una de las que más gozó viendo cómo son de inteligentes esos enormes animales.
Finalizamos nuestro paseo con una visita a lo que llaman los “Back Waters” que son unos canales construidos entre las plantaciones de arroz que antiguamente se utilizaban para el transporte del grano. 
Paseo por los "Back Waters"
Hoy en día los barcos que se utilizaban para ese fin se convirtieron en hoteles en los que uno puede pasar la noche disfrutando del paisaje a través de los canales. Luego nos fuimos a la playa y aunque yo tenía mis reparos debido a que en varias ocasiones me habían prevenido sobre las condiciones de las playas en la India, al final fue una grata sorpresa. La playa estaba casi desierta, con arena suave, limpia y rodeada de palmeras, el agua del mar caliente (que para mi es un punto fundamental para poder disfrutar de una playa) y ningún vendedor ambulante a la vista. 

Una playa magnífica
Pasamos dos días enteros disfrutando de las olas y aprovechando de la calma que rara vez se ve en la India pues a cualquier sitio que uno va, siempre está rodeado de una multitud de gente con todo lo que eso conlleva. Nuestra impresión fue muy grata aunque Gaetan exploró un poco más la zona aprovechando que podía salir a trotar y nos contó que más allá de la playa en donde estábamos las condiciones higiénicas del lugar no eran las mismas.
Regresamos a Delhi y para sorpresa nuestra el clima no estaba tan frío como el año anterior cuando vino mi familia a visitarme y tenían que andar con el calentador por toda la casa pues los apartamentos están diseñados para guardar el frío y no el calor.
Y como tenemos que seguir aprovechando para visitar los lugares exóticos de este país, en enero, antes de que se terminaran las vacaciones escolares, nos fuimos a esquiar a los Himalayas. Era una experiencia que habíamos querido hacer hace un año, pero la pista de esquí se encuentra en el estado de Cachemira que es una zona en disputa entre Pakistán y la India y hace un año debido a la situación de orden público no pudimos ir. Así que este año decidimos intentar nuevamente, no sin antes aprender un poco más sobre esa región.

Cachemira es un estado predominantemente musulmán que en 1947, cuando India y Pakistán se dividieron, no se sabía muy bien a qué lado debía quedar. La idea era hacer un referendo para que el pueblo decidiera pero eso nunca se hizo  así que finalmente una parte pequeña quedó del lado de Paquistán y el resto en la India pero hasta la fecha la disputa continúa y existe una presencia militar muy grande de ambos lados de la frontera con escaramuzas permanentes.
Y la razón de la disputa es porque se trata de una región rica en recursos naturales y en donde la montaña se extiende sobre un paisaje idílico que en los libros lo comparan con los paisajes de los Alpes Suizos. Es de allí también que provienen muchas cosas que tal vez sin saberlo, algunos de nosotros tenemos en nuestras casas, tales como tapetes, chales y pañoletas elaborados a mano en las montañas de Cachemira.
De lejos parece como estar en los Alpes
Así que, aunque sabíamos que las condiciones para esquiar no eran tan buenas como en Estados Unidos o en Europa, nos llamaba la atención vivir la experiencia del esquí en India y nos fuimos para Gulmarg. Tan solo llegar hasta allá es una odisea pues primero hay que tomar un avión desde Delhi hasta una ciudad llamada Srinagar que es el sitio a donde anteriormente los ingleses, y hoy en día los indios más pudientes, van a escaparse del calor del verano. 
Fue necesario subir en jeep con cadenas
De allí tomamos un carro hacia la estación de esquí, pero a mitad de camino tuvimos que cambiar y seguir en un jeep con cadenas en las llantas para evitar quedar atrapados en la nieve. A pesar de ser una distancia corta nos demoramos como 2 horas para llegar al hotel. Allí nos esperaba un guía que habíamos contratado pues solo hay una pista de esquí realmente acondicionada y si uno quiere explorar un poco más, necesita aventurarse fuera de la pista, y por tanto es mejor ir acompañado por alguien que conozca el terreno. 
Y como las condiciones no están adaptadas realmente para esquiar, sino que es más bien un sitio a donde los indios suben a admirar el paisaje, uno pasa mucho tiempo subiendo y bajando escaleras y cargando los esquís para llegar al inicio de la pista. La ventaja fue que como yo era la única mujer, el guía me cargaba los esquís todo el tiempo: un lujo que uno solo se puede dar en la India….
Tuvimos la suerte de que había nevado el día anterior a nuestra llegada y pudimos disfrutar dos días de esquí en un lugar hermoso aunque no muy apto para esquiadores de nivel intermedio como nosotros, pues se necesitan esquís especiales para nieve en polvo y solo Thomas y Gaëtan pudieron realmente disfrutar de esa sensación. 
Por otra parte, fue una experiencia interesante conocer esa zona de la India en donde la población es en su mayoría musulmana y prácticamente no se ven mujeres. Es más, en Gulmarg no se ve ninguna aparte de las turistas, pues en el pueblo no hay viviendas sino solamente hoteles y tiendas y todos los que trabajan son hombres.
Casi no hay mujeres
Es una región con mucha historia pues desde la época de los Mogoles en el siglo XVII los emperadores pasaban allí sus vacaciones y construyeron magníficos jardines y palacios. Sin embargo, no tuvimos la oportunidad de conocer todo eso. Además, cuando llegamos acababa de nevar y Srinagar se veía como una ciudad bastante bonita, pero al regreso, la nieve se había derretido y en la ciudad que nos había parecido un poco idílica, tristemente quedaron al descubierto la basura y las construcciones a medio terminar que abundan en toda la India. Así que tendremos que volver para explorar más la zona.
Pero fue una experiencia única y pudimos descubrir otra región de la India con los Himalayas cubiertos de nieve como en los más hermosos paisajes Alpinos.