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jueves, 5 de diciembre de 2013

19. Diferencias culturales


A pesar de las vicisitudes aún se divierten
Para poder vivir en la India y sacarle el mayor provecho a esta experiencia tan fuera de lo común, es importante entender que es un país culturalmente muy diferente a los países occidentales y por eso suceden muchas cosas que parecen absurdas, pero aquí son absolutamente normales.
Hace poco el chofer me llamó informándome que no podía venir porque su madre había fallecido. Después de darle el pésame le pregunté que cuándo regresaba y me respondió que en unas 2 semanas. Así que tuve que salir a buscar un reemplazo pues definitivamente manejar en la India es una pesadilla. Entre tanto me puse a indagar para entender por qué el chofer se tenía que ausentar por tanto tiempo y, sobre todo, averiguar si eso era normal o si se trataba de un engaño.
Algunas personas me comentaron que a sus respectivos choferes se les había muerto la mamá varias veces y por tanto en varias ocasiones habían pedido los días para hacer el duelo. Pareciera imposible pero no, si la mamá se muere y el papá se vuelve a casar, y esa nueva esposa se muere, pues es lógico,… la mamá se murió 2 veces y en consecuencia son otras 2 semanas más de duelo. Pero aunque esto también parezca ilógico, la realidad es que no es tan fuera de lo común y les explico por qué. En la India, las mujeres cuando se casan deben aportar una dote cuya cuantía depende su capacidad económica y por tanto puede ser miles de dólares, una moto, un televisor y así dependiendo de cada caso. Y claro está, si el televisor se daña y el esposo no está en capacidad de comprar otro, y para rematar no está muy contento con su esposa, una forma para remplazar el televisor es conseguir otra esposa. 
Lo malo es que primero hay que “deshacerse” de la esposa anterior y por algún motivo en la India cada año mueren más de 8,000 mujeres bien sea porque se suicidan (al parecer debido a la tortura emocional a la que son sometidas por el esposo y su familia) o debido a extraños accidentes domésticos (en la mayoría de los casos mueren incineradas con la estufa). Es una muerte cada 90 minutos y al parecer estas muertes son causadas por los esposos que quieren casarse de nuevo para recibir una segunda dote, a pesar de que en la India legalmente las dotes están prohibidas. Además, no es difícil conseguir una nueva esposa pues, por ejemplo, en el Estado de Rajasthán, el 68% de las niñas son obligadas a casarse antes de los 18 años.  Bueno y es así como se explica que a una persona se le muera la mamá más de una vez.

Volviendo al tema del duelo, la costumbre es que después de la cremación, comienza el período de duelo que dura 13 días y durante ese tiempo los familiares se quedan en la casa, reciben a los visitantes que vienen a dar las condolencias y se celebran una serie de ritos para que el espíritu de la persona fallecida pueda encontrar un nuevo cuerpo para reencarnar. 
Mi chofer regresó con la cabeza así 
Así pues, mi chofer regresó a las 2 semanas con la cabeza rapada y con solo una pequeña mecha de pelo en la parte superior, lo cual hace parte del ritual. El problema fue cuando le dije que le descontaría una de las semanas pues aunque respeto sus tradiciones, se trata de una relación laboral con unas reglas establecidas. Obviamente no estaba muy contento a lo cual le respondí que se debía considerar afortunado porque en Estados Unidos con suerte le habrían dado un día y en Colombia tal vez dos y que si quería más días de descanso podría trabajar para una familia India. Finalmente aceptó pues es sabido que los empleadores aquí pagan salarios muy inferiores y no tratan tan bien a los empleados. Lo que es cierto es que la India ha tenido que ir adaptándose poco a poco a la globalización y en las grandes empresas ya no se pueden dar el lujo de prescindir de los empleados durante 2 semanas cada vez que se les muere un familiar y por tanto la tradición en muchas partes ha pasado de 13 días de duelo a 4.
También hay otros aspectos culturales como el sistema de las castas, que aunque supuestamente también fue prohibido por Gandhi,  todavía regula las relaciones entre las personas en este país. Y es ese uno de los motivos por los que es muy difícil convencer a las personas que hagan algunos trabajos o que simplemente se ocupen de hacer algunas cosas que para ellos implican rebajarse socialmente, tal como recoger la basura. Es por eso por lo que me cuesta tanto trabajo que mis empleados recojan cuando sacan a mi perra. Me tocó decirles que si no recogían, de ahora en adelante en el barrio habían impuesto una multa (lo cual es en parte cierto), y creo que ahora si lo hacen. 
Los Dalitas deben recoger la basura
La casta más importante es la de los Brahmanes que son los sacerdotes y los académicos, luego están los Chatrias que son los guerreros y los administradores, luego los Vaisías que son los comerciantes o negociantes y los artesanos, y luego están los Sudras que son los trabajadores no calificados y los sirvientes. En el fondo de la pirámide se encuentran los  Dalitas o intocables, subordinados de las demás castas y que hacen los trabajos más desagradables.
Los trabajos más duros los hacen los Dalitas
En India hay unos 250 millones de Dalitas y aunque ha habido cierto progreso, todavía en muchas partes, sobretodo en las zonas rurales e inclusive dentro de las comunidades más pobres,  son oprimidos y discriminados. A tal punto que no se les permite vivir al Este de las comunas porque si su sombra cae sobre una persona de otra casta, la pueden contaminar. Los Dalitas anteriormente eran aquellos que hacían los trabajos más desagradables tal como trabajar en las curtiembres o en los mataderos, o ser barrenderos, pues esos trabajos de alguna manera se consideraba que contaminaban a las personas y eso era contagioso. Antiguamente no se les permitía comer ni siquiera con las manos (debían comer como los perros), y no podían entrar ni a los templos ni a las escuelas y lo peor es que esas tradiciones muy posiblemente aún se mantienen en las zonas rurales y en los barrios pobres de las grandes ciudades.
Son esas inmensas diferencias culturales, inclusive dentro del mismo país, pues hasta 1947 la India no era sino un grupo de reinos, Estados y territorios todos muy disímiles, que hacen de esta experiencia un ejercicio de aprendizaje muy enriquecedor. En estos 18 meses que llevo aquí, tal vez he aprendido más historia de la que aprendí en los últimos 10 años y más adelante les contaré un poco más ya que es muy poco lo que los Occidentales sabemos de la India.
Es así como a pesar de que a veces me cuesta trabajo entender algunas cosas que pasan, y hay días en los que tengo el ánimo en modo “odio a la India”, lo mejor es ver el lado positivo de las cosas. Yo disfruto mucho aprendiendo sobre la historia de la India, conociendo gente que en otras condiciones nunca habría podido conocer tal como Embajadores, empresarios y periodistas internacionales, asistiendo a fiestas y eventos muy divertidos, y así me la gozo en este país y eso compensa la mayoría de las dificultades. 
Tengo la oportunidad de divertirme mucho
De manera que cuando me pasa una cucaracha por los pies cuando estoy haciendo mercado o cuando veo a la gente escupiendo en la calle, trato de pensar en esas otras cosas positivas y de entender que lo importante es tener una mente abierta frente a las diferencias culturales.



domingo, 20 de octubre de 2013

18. Comparando la India y Colombia

Después de haber estado durante más de un año en la India, se adquiere otra perspectiva del mundo y uno comienza a ver las cosas de una manera diferente. La distancia hace que la gente tienda a idealizar su propio país y a comparar todo, de manera que por lo general uno termina diciendo “pero esto y aquello es mejor en Colombia…”.
Sin embargo, yo pensé que era la nostalgia la que me hacía idealizar mi país y estaba preparada para llegar a Colombia de vacaciones y quedar desilusionada. Pero no fue así y ahora que comienzo mi segundo año en la India, tristemente me siento un poco pesimista con respecto a su futuro.
Las calles no son muy limpias
Sí, no lo puedo negar, y aunque no es bueno hacer comparaciones, Colombia a pesar de todos sus problemas es un país de ingreso medio, tal y como lo definen los inversionistas, mientras que la India es definitivamente un país del tercer mundo con enormes contrastes y muchas dificultades que debido a factores, sobre todo culturales, serán muy difíciles de superar.
Alguien tiene que recoger la basura
Así que les cuento algunas cosas que ahora veo con mayor claridad:
La limpieza; y quién dijo que Bogotá era limpia y menos ahora con el nuevo alcalde, pero comparada con Delhi es muy limpia. Aquí todavía la gente tira la basura por la ventana de los carros y no es solo en los barrios pobres sino en todas partes. No hay canecas en las calles y simplemente todo el mundo se acostumbró a que hay gente de una casta (los intocables) que van a pasar a recoger la basura y si uno no es de esa casta, pareciera que no está bien visto recogerla. No se imaginan cómo me miran cuando recojo lo que deja Cookie, mi perra, en el parque… Inclusive cuando el chófer o la empleada la sacan, yo les insisto que recojan pero no creo que lo hagan (¿qué dirán los demás si los ven?). Y no solo se trata de la limpieza de las calles sino de lo que culturalmente para nosotros es aceptado como higiene. Aquí la mayoría de la gente escupe en las calles, a tal punto que en los semáforos, la gente que va en los carros abre la ventana o la puerta y lanzan un escupitajo a varios metros de distancia.  Así que uno debe estar atento porque en cualquier momento se escucha el ruido que precede a la acción y si uno se descuida puede caerle algo encima. Por lo general son los hombres, pero también he visto mujeres y niños hacer eso y lo cierto es que tal vez en ese sentido no se puedan hacer comparaciones pues es algo culturalmente aceptado, pero definitivamente para mi sigue siendo asqueroso. Pero no crean que eso es lo peor, pues las calles son también orinales y todos los hombres simplemente paran en cualquier parte a orinar. Un día Thomas tomó un autorickshaw (esos moto taxis de 3 ruedas que ahora se ven en los pueblos en Colombia) y de repente el chofer paró en una calle, hizo pipí y luego regresó y siguió manejando como si eso fuera absolutamente normal. Obviamente, no sé si en este país tan machista, una mujer tendría derecho a hacer lo mismo sin ser duramente criticada.
¿Cuáles andenes?
Los andenes; hay mucha gente que se queja porque algunos alcaldes en Bogotá han tenido la idea de aumentar los tamaños de los andenes y reducir los espacios para los carros. Eso es lo mejor que le puede pasar a una ciudad y si no me creen, miren lo que se ha hecho últimamente en Nueva York (New York's streets not so mean any more), y yo sé que Bogotá está lejos de ser una ciudad amable para los peatones pero en Nueva Delhi, los andenes simplemente no existen y cuando los hay (en los barrios muy elegantes) la gente no los usa y prefiere caminar por la mitad de la calle. Claro está que muchas veces de todas maneras es imposible caminar sobre ellos pues uno se encuentra con todo tipo de obstáculos (basura, perros callejeros, árboles, vacas, matas…). 
El espacio público no existe
En Colombia el peatón tiene poca prioridad, pero aquí simplemente no existe. Y ni hablar de ciclorrutas pues a pesar de que para muchas personas sería económicamente mejor transportarse en bicicleta y adicionalmente eso ayudaría a disminuir la polución, aquí no hay ninguna cultura de la bicicleta. Es más, recientemente en Calcuta (o Kolkata como se llama ahora), prohibieron el uso de las bicicletas como medio de transporte porque impedían la circulación de los carros.
Gaetan cuando llegó hace 20 años a Colombia conoció la ciudad sin andenes y alguna vez me dijo que una de las grandes diferencias entre un país desarrollado y los otros países es la existencia de andenes. En las grandes ciudades colombianas hemos avanzado un poco en ese sentido, pero aquí ese tema es completamente secundario. 
Las raíces de los árboles tienen que respirar
Lo peor es que uno no termina de entender qué es lo prioritario, y lo lógico sería que la gente no se muera de hambre o que tenga una vivienda decente, pero hace poco la prioridad fue que los árboles pudieran respirar… Si, como lo oyen, el gobierno indio sacó una ley diciendo que alrededor de los árboles que hay en las calles no puede haber cemento y la ley se cumplió. Así que destinaron muchos recursos a quitar el asfalto que había alrededor de los árboles, destruyendo gran parte de los pocos andenes que había.
Hacer mercado es una prueba de resiliencia

Los supermercados; aquí no existen y el único que había fue cerrado recientemente porque al parecer el sitio donde estaba ubicado, dentro de un centro comercial, debía estar destinado a un parqueadero y por tanto carecía de licencia de funcionamiento.
Así que ahora me veo obligada a gastarme mucho tiempo haciendo las compras pues me toca comprar la carne en un sitio, el pan en otro, las frutas y verduras en otro y así sucesivamente. Y para rematar como todo se daña rápidamente por el calor, no es posible comprar en grandes cantidades y por tanto el proceso de comprar hay que repetirlo varias veces a la semana. Entenderán por qué cuando estuve en Colombia y entré a Carulla casi me pongo a llorar de la envidia…

El tráfico es impredecible
El tráfico; tal vez en Bogotá hay más tráfico que en Delhi, pero allá es más o menos predecible saber lo que va a pasar. Aquí la gente solo maneja mirando hacia adelante sin importar lo que pasa a los lados o atrás. Así que uno puede esperar que en cualquier momento un carro decida voltear a la derecha desde el carril de la izquierda (aunque eso también sucede en Bogotá pero no con tanta frecuencia) o que frene en seco porque el chofer se va a bajar (posiblemente a orinar) y así, cualquier cosa puede pasar. 
Las reglas de tránsito son diferentes

Muchos carros no tienen retrovisores y cuando los tienen, los doblan para que no se rayen cuando pasan muy cerca de otro carro. Yo ahora me aventuro más manejando los fines de semana y aunque ya me acostumbré a manejar por la izquierda con el timón a la derecha (eso sí, la reversa todavía me cuesta mucho trabajo), aún no me acostumbro a que no se respeten los carriles y que no se sepa quién tiene la prioridad. Con decirles que es el único país que conozco donde los signos de “Pare” no existen. 
Bueno, pero no crean que todo es malo aquí. 
Es verdad que es difícil adaptarse a un país tan diferente, pero yo he llegado a la conclusión de que en ningún país del mundo todo es perfecto. En Dinamarca hace mucho frío, en Alemania son muy malgeniados, en Colombia roban, en Londres todo es caro,… Así que uno debe acostumbrarse a aprovechar y a aprender de lo bueno y tratar de olvidarse de lo malo. Por ejemplo, en mi mente los hombres haciendo pipí en la calle trato de hacerlos invisibles… y lo mejor es más bien tomar las cosas con humor, aunque a veces cueste trabajo.
Los mendigos no son peligrosos
Así que disfruto de lo que yo llamo una aventura pagada y he aprendido muchísimo de esta cultura milenaria. Una de las cosas que más me gusta es la seguridad. Pensarán que estoy loca pues supongo que las únicas noticas que llegan a otras partes tienen que ver con las violaciones, pero yo les garantizo que aquí me puedo meter en bazares llenos de gente y no creo que nadie me vaya a sacar un cuchillo para robarme la cartera (si mucho me lanzarán una mirada obscena).  Los carros se pueden dejar en cualquier parte y a cualquier hora sin ningún peligro. Los mendigos en la calle solo se acercan a pedir plata, pero si uno les dice que no, se van sin amenazar con que se van a robar los espejos o a romper los vidrios. Esa tranquilidad compensa muchas cosas.
He podido descubrir este país

Lo más importante es que he tenido la oportunidad de conocer gente de muchos países y compartir experiencias que han hecho que esta sea una aventura muy enriquecedora, que disfruto muchísimo y que creo que me ha hecho crecer como persona.
Colombia y la India son países muy diferentes pero tal vez lo importante es entender que son dos culturas casi opuestas que hacen que realmente no se puedan comparar. Así que próximamente les contaré más sobre ese choque cultural.


Colombia
India

Población
47.7 millones
1,236.7 millones

GDP Growth rate
3.9%
3.2%

GDP Per Capita
7,752 US$
1,489 US$

Inflación anual
3.1%
9.3%

Tasa de homicidios
31 / 100,000 habitantes
3 / 100.000 habitantes

Alfabetización
93.6%
62.8%






sábado, 14 de septiembre de 2013

17. Caminata por el Himalaya (parte II)

A 5,300 mt de altura

El tercer día de nuestra marcha por el Himalaya caminamos unas 5 horas desde el pequeño caserío de Markha hacia un sitio denominado Thachugtse, y ahí si era realmente como el camino hacia las dos torres en el Señor de los Anillos.
Markha, un caserío en medio de la nada
Atravesamos un paisaje esplendoroso de montañas escarpadas y vimos las ruinas de un castillo y de un fuerte que según nos contó el guía, tenían como mil años y fueron construidos al filo de una montaña ya que esa zona era el paso de invasores que venían del Norte (sobre todo los Mogoles).
Después de una dura subida llegamos al campamento que estaba en un valle a 4,200 metros de altura. 
Como en El Señor de los Anillos
Ya en ese momento sentíamos el peso de la altura y el andar se hacía mucho más lento, así que allí decidimos quedarnos dos noches para retomar fuerzas y poder seguir subiendo hasta la que sería la cima de nuestra caminata.
Aprovechamos el descanso para lavarnos un poco mejor pues después de las juagaditas mañaneras ya comenzábamos a sentir los olores… 
El paisaje era espectacular
Fue un día de paisaje y lectura, y para los niños de varias rondas de monopolio. A esa altura ya las noches eran bastante frías y cada vez dormíamos con más cosas encima, pero lo más duro estaba por llegar. Subimos primero hasta 4,800 metros a un sitio llamado Nimaling y allí por primera vez la temperatura en la noche estuvo bajo cero. El agua que dejamos afuera amaneció congelada y nosotros logramos soportar el frío, pero fue allí donde me di cuenta de que los años no vienen en vano. Thomas inclusive se quejó de calor pues era capaz de dormir completamente metido dentro del sleeping bag mientras que Gaetan y yo parecíamos un par de esquimales hibernando, pero teníamos que sacar la nariz para poder respirar y así el frío se nos colaba por entre la ropa. Y para rematar, ese frío combinado con el medicamento que tomábamos para el mal de altura actuaban como diurético y por tanto me tenía que levantar en la noche al baño y se imaginarán que eso era toda una pesadilla....
Kang Yatze a 6,400 mt
En el campamento en donde estábamos podíamos ver el pico más alto de la zona llamado Kang Yatze que está a 6,400 metros, el más alto que yo haya jamás visto; realmente impresionante.
En el camino vimos pastores con sus rebaños de cabras, marmotas, ovejas azules (que en realidad no son azules) y Dzos, una mezcla de Yak y vaca. Todo parecía sacado como de una de esas películas que uno ve sobre el Tibet, con la diferencia de que todo era real; algo absolutamente exótico para mi.
Dzo (mezcla entre Yak y vaca)
Al día siguiente iniciamos la subida hacia el paso que debíamos atravesar; el Gongmaru La, a 5,260 metros (aunque el GPS marcó 5293). 
Fue una subida dura pero afortunadamente mi estado físico estaba mejor de lo previsto. Gaetan y yo fuimos los primeros adultos en llegar, aunque para nuestra gran desilusión cuando coronamos la cima encontramos al cocinero, al que no vimos en qué momento nos pasó, sentado sobre una piedra y fumándose un cigarrillo tan fresco como si acabara de salir de su casa. 
El cocinero fumando a 5,300 mt
Estábamos felices de ese logro y tomamos montones de fotos pues sinceramente no creo que tenga muchas otras oportunidades de subir hasta esa altura, pero no me imaginaba que lo más duro estaba por venir. 

La subida fue dura
Es así como me di cuenta de que no solo basta con tener buen estado físico, sino que también es necesario tener “buenas piernas” ya que nos esperaba un descenso de 1,300 metros para alcanzar el próximo campamento situado en Chuskyurmo a 4,000 metros.
El descenso fue durísimo para mis muslos y mis pantorrillas aunque para mi sorpresa las rodillas aguantaron bien. A la mitad del camino había un riachuelo congelado y en vez de seguir por la orilla, que era un camino bastante escarpado, nuestro guía nos llevó deslizándonos sobre el hielo. 
Todos felices de coronar la cima
Para los niños fue súper divertido y yo, aunque lo disfruté, sentía que mis piernas debido al cansancio, ya no soportaban con seguridad mi peso al resbalar. Pero bueno, llegamos felices y descansamos en nuestro último campamento en el que había una especie de tiendita en la que nos habría encantado tomarnos una cerveza o un vino para celebrar pero la dicha no alcanzaba para tanto. Era un lugar hecho con carpa de tela de paracaídas y vendían algunas gaseosas y té pero obviamente en esa zona no es posible encontrar alcohol.

Al día siguiente después de caminar unas dos horas regresamos a la ciudad de Leh y tuvimos la oportunidad de parar en el camino en un monasterio budista. Thikse se encuentra sobre una colina desde la que se aprecia la grandeza del Himalaya y su interior se está hermosamente decorado con altares y galerías, y entre sus particularidades hay una estatua de Maitreya (el futuro Buda) de 15 metros de altura.
Allí además de apreciar la arquitectura del lugar, aprendimos un poco sobre el Budismo,  que para mi gusto profesa una de las mejores filosofías de vida, basada en una serie de preceptos o guías éticas que giran entorno al respeto de uno mismo y de los demás. 
En el monasterio de Thikse
Vimos a unos pequeños niños vestidos de monjes y nos contaron que ingresan al monasterio desde los 8 años y casi no vuelven a ver a sus familias para dedicarse a estudiar y meditar llevando una vida tan sencilla que solo tienen derecho a tener ocho pertenencias. 
Estatua de 15 mt de altura
Aprendimos también que todas esas ruedas de plegaria (prayer wheels) que vimos en los templos durante toda la caminata, tienen escrito sobre su superficie exterior una serie de plegarias o mantras y el hacerlas girar tiene el mismo efecto que si uno recitara las plegarias. Así que se puede decir que fue una caminata durante la cual, además de hacer ejercicio, oramos muchísimo… Igualmente nos contaron que las banderitas que vimos colgadas en muchos sitios durante nuestro recorrido, tienen inscrito un mantra y cuando sopla el viento esa plegaria se esparce y envía los buenos deseos sobre los alrededores, así que para rematar también quedamos bendecidos.
Pequeños monjes aprendices
Finalmente regresamos al hotel y después de un buen baño aprovechamos para comprar Pashminas y otras cosas típicas de la región y fue en ese momento que sentí el efecto de la bajada del día anterior. Mis piernas estaban muy adoloridas y con gran dificultad lograba bajar escalones, pero para mi consuelo no era la única en esa condición. Al final de la tarde quisimos ir a un bar para poder finalmente celebrar el final del paseo, pero precisamente ese día era un día en el que alcohol estaba prohibido, y sin embargo, como en la India todo es posible, encontramos un lugar en donde aceptaron vendernos unas cervezas. El mesero se nos acercaba con la lata escondida en su chaqueta y luego nos pedía que tapáramos los vasos con una servilleta y nos sentíamos como si estuviéramos haciendo algo muy malo pero con mayor razón disfrutamos aún más esos tragos.
El viento esparce las plegarias inscritas en las banderas

Al día siguiente tomamos un vuelo temprano y regresamos al calor de Delhi para preparar nuestro viaje a Colombia y poder compartir con la familia todas esas aventuras vividas hasta ese momento en la India.