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jueves, 30 de agosto de 2012

4. Por fin llegó el contenedor


Después de vivir más de 2 meses como gitanos no se imaginan la dicha que sentí al poder dormir de nuevo en mi propia cama a pesar de que duré varios días perdida entre cajas, tratando de ordenar todo y eso que yo ya casi tengo un doctorado en mudanzas. Pero esta vez, la instalación en el apartamento ha sido más complicada de lo previsto porque ahora tenemos menos espacio del que teníamos antes, y la logística para la gestión del hogar aquí es diferente a lo que yo conocía.

Para que se den una idea de cómo es la vida aquí, los cuento algunos detalles que me han parecido simpáticos. Los apartamentos no tienen zona de lavandería pues al parecer antes alguien venía por la ropa sucia y la traía al día siguiente, lavada y planchada. Eso ha cambiado un poco y ahora hay lavadora pero metida dentro de la cocina y además a las empleadas no les gusta mucho hacer ese trabajo. En vista de eso, caminando por el barrio, descubrí que cerca de algunos parques hay una gente instalada con una mesa y una plancha que funciona con carbón y uno les lleva la ropa limpia y la devuelven impecablemente planchada por la módica suma de Col$ 200 por pieza (USD 12 ¢). Se imaginan? Así queda claro que no hay necesidad de pedirle a la empleada que planche y la pesadilla que esa tarea significa para muchas personas (como yo que odio planchar) aquí no existe.

Otro tema que fue complicado y en el que Gaetan y los niños estuvieron muy juiciosos ayudando, fue el de la instalación de los electrodomésticos, pues yo al comprobar que los precios aquí eran prácticamente el doble que en Estados Unidos, decidí traérmelos todos a pesar de que el voltaje y los enchufes son diferentes. Es así como resolví más bien comprar varios transformadores y adaptadores y el día en que tratamos de instalarlos de puro milagro no quemamos todo el apartamento. Mi cuñado Sven, dice que nosotros somos en parte responsables del apagón en la India al querer vivir con nuestras costumbres occidentales en un país en donde la gente vive feliz con lo mínimo. Todavía no he logrado dominar el tema y ayer fundí las dos aspiradoras y los niños cada que prenden la televisión hacen que los tacos de la luz se bajen. Además todas la tomas son diferentes y gastamos mucho tiempo buscando adaptadores por todas partes pues algunos enchufes son de pata redonda. otros de pata cuadrada, con dos o tres patas y a veces nos toca meter un lápiz en la mitad para poder conectar las cosas. En fin todo sea por poder mantenernos conectados!!!

Mohan, mi chófer y traductor
Bueno pero ya estando mejor instalados, me di cuenta que era hora de hacer un mercado grande así que emprendí el viaje con Mohan mi adorado chofer (so far so good) y Mehrun la empleada que contraté después de haber hecho unas veinte entrevistas. Hago un paréntesis al respecto porque aquí en la India, mis criterios de selección de las empleadas eran entre otros: que hablaran y pudieran leer y escribir bien en inglés, que su religión no les impidiera preparar platos que no fueran vegetarianos, que no les importara cocinar carne de res, y que no pertenecieran a una casta que les imposibilitara hacer ciertos trabajos como por ejemplo, lavar baños. Adicionalmente aquí el cuarto de servicio queda afuera del apartamento, es de unos cinco metros cuadrados y en la mayoría de los casos lo que se usa es que la empleada viva allí con toda su familia (esposo e hijos). Nosotros no queríamos provocar un hacinamiento tal (aunque algunas de las personas que entrevisté me dijeron que esas condiciones eran mejores que con las que contaban) y decidimos que lo mejor era tener a alguien que viniera en la mañana y se fuera en la tarde. Además así podríamos utilizar ese pequeño cuarto como depósito. Fue así como encontré a Mehrun y aunque lleva solo unos días conmigo, después de todo lo que me tocaba hacer en Estados Unidos, esto definitivamente para mí es la gloria.

Volviendo al viaje al mercado, cabe aclarar que aquí no hay cadenas de supermercados y los pocos almacenes que dicen llamarse así son simplemente tiendas grandes en donde todo vale mucho más que en otras partes. Así que nos instalamos en el carrito que, valga la aclaración sugerida por Gaetan, es mucho más pequeño que un Renault Clio, y nos dirigimos a una plaza de mercado al estilo de las que existen en muchos de los pueblos de Colombia (ahí si que me sentí más cerca de Girardot...). Es una increíble aventura de colores, olores y sabores digna de este país, que se lleva a cabo en medio de cientos de personas de diferentes razas que hablan diversos idiomas, y mediante la cual finalmente se logra adquirir de todo a precios muy razonables. Mehrun mi empleada me guió por los distintos estantes escogiendo frutas y verduras, especies desconocidas para mi, y definitivamente el pollo más fresco pues lo sacrifican en frente de uno. 
Mehrun escogiendo condimentos
A partir de ese momento, ella nos ha deleitado diariamente con sus exquisitos platos y se imaginarán la dicha que es para nosotros contar con una cocinera experta que todos los días nos sorprende con algo diferente, logrando poco a poco que nuestro paladar se adapte al sabor de la comida India.

Como prometí sacar una enseñanza de cada una de estas experiencias, creo que además de tener la oportunidad de comenzar a conocer la comida India, en esta ocasión el aprendizaje para la selección de la empleada fue grandísimo y siento de que a pesar de ser ahora ama de casa al 100% he tenido la oportunidad de descubrir cosas acerca de la cultura India que tal vez no habría descubierto sentada en una oficina (o al menos eso es lo que quiero creer…).








1 comentario:

  1. Amo tu blog, tia! Como van los niños en la escuela? Les gusta? Y Gaetan? Imaginense und Frances tratando hablar un ingles con acento hindú. :D

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