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viernes, 10 de agosto de 2012

2. Bienvenidos a la India


Llegamos a Nueva Delhi el 30 de julio a la 1:30 am. El aeropuerto es nuevo, inmenso y muy moderno (será que algún día lograremos eso en Bogotá??), así que los niños comenzaron a poner en duda el hecho de que hubiéramos llegado a un país del tercer mundo, pues todo parecía muy organizado.
Después de pasar sin problema la inmigración, recogimos nuestro enorme equipaje consistente en siete maletas, dos maletines de mano y dos morrales, pues sabíamos que durante cerca de dos meses esas serían nuestras únicas pertenencias disponibles.
Al salir del aeropuerto, por un instante uno siente que llegó a Eldorado al ver la aglomeración de gente con carteles y pancartas y el alboroto de grupos enormes esperando la llegada de sus familiares. Pero no era así; inmediatamente después nos envolvió una ola de calor. A esas horas de la madrugada hacía 37 grados centígrados y la humedad era casi del 100%. Mi pelo automáticamente quedó igualito al de Mafalda y desde ese entonces no ha habido crema, gel, secador o pinza capaz de mejorar mi apariencia. Así es que me verán de ahora en adelante con el pelo recogido en un moño…

Afortunadamente entre la muchedumbre logramos rápidamente localizar al chofer que nos esperaba y pudimos meter todo en el carro. Salimos hacia el hotel por una avenida de varios carriles, completamente nueva y bien pavimentada (nada parecido a la 26…), y ya empezábamos a creer que la India era definitivamente un país que, dada su tasa de crecimiento, ya estaba a punto de salir del grupo de los denominados países tercermundistas. Sin embargo comenzamos a sospechar que eso no era así al ver pasar una moto a gran velocidad, con tres pasajeros sin casco, que intentaba volarse un peaje de la policía.

Para hospedarnos, habíamos encontrado por internet un hotel que era más bien una casa grande convertida en hospedaje. Escogimos el lugar al ver que mostraban unas fotos en donde todo se veía muy bonito y parecía un sitio muy familiar, pero sobre todo, los precios eran más razonables que las demás opciones, pues en Delhi los hoteles y la vivienda son absurdamente costosos. Sin embargo, durante el viaje en avión habíamos visto la película “The Best Exotic Marygold Hotel”(que si no la han visto se las recomiendo) y comenzamos a sospechar que tal vez las fotos publicadas eran el resultado de Photoshop y quizás nos esperaba algo terrible.
Afortunadamente al llegar, nos encontramos con un sitio muy agradable en el que nos esperaba un señor muy amable que nos indicó que nuestra habitación estaba al fondo del jardín. Le preguntamos que hasta qué horas servían el desayuno y nos contestó con un simple “yes” así que volvimos a preguntar, pero la respuesta fue la misma, con lo cual decidimos que era mejor poner el despertador temprano para no correr el riego de quedarnos sin desayuno.
Gaetan y yo comenzamos también a pensar que definitivamente nuestro inglés dejaba mucho que desear, pero ahora que llevo más días acá, he logrado poder comunicarme un poquito mejor. Sin embargo,  son tantas las cosas que nos han pasado debido a la cuestión de la barrera del idioma, que tendré que dedicarle un capítulo entero de mi Blog a ese tema (otra razón más para que me sigan leyendo…).

Bueno, después de meter con mucha dificultad todo el equipaje en el cuarto, quedamos completamente sudados pero felizmente prendimos el aire acondicionado y logramos refrescarnos un poco. Cuando ya nos disponíamos a dormir y a apagar la televisión, que habíamos prendido para ver cómo eran los programas y las propagandas en la India, de repente se fue la luz (y obviamente se apagó el aire acondicionado..) a lo que yo reaccioné diciéndoles a los niños “Welcome to India”.
A la mañana siguiente supimos que el daño eléctrico había sido tan grande que 600 millones de personas, es decir 2 veces la población de los Estados Unidos y 13 veces la población de Colombia, habían quedado sin suministro de energía.

2 comentarios:

  1. Esta vez si que me hiciste reir, sobre todo con la historia de Mafalda y la luz!
    Patricia

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  2. Está buenísima la crónica. Qué calor!!!!!
    Luz H

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